jueves, 22 de enero de 2015

MARIHUANEROS LEGALIZADOS


Quien consume cannabis sin ocultárselo a nadie, especialmente a su familia, se considera un marihuanero legalizado. "Que me digan marihuanero para mí no es una ofensa, solo refleja lo que hago", dice Sebastián, un joven independiente y trabajador de 26 años.

Camilo, de 21 y con un buen empleo dice lo mismo, explicando que solo lo hace en sus ratos libres y que esa sustancia lo hace sentir tranquilo, le aclara la mente y le ayuda a ver soluciones viables a sus problemas, que según él, son muy pocos.

Además, asegura que consumir marihuana es mucho mejor que ingerir alcohol o fumar cigarrillo. "Eso ya no me gusta, ahora prefiero el cannabis, obtengo mejores sensaciones y no expongo tanto mi salud".

Camilo pertenece a una clase social media y Sebastián a una alta. Ambos han tenido estudios universitarios, una familia tradicional donde nunca les ha faltado nada y se han formado en valores y con ideales de superación.

Por otro lado, Brian tiene 17 años y vive en un barrio marginal de la ciudad. Además de consumir este alucinógeno, Brian ingiere popper, gotas de coquan, perico, ácidos y hasta bazuco. Él no hace parte de una familia de mamá y papá, donde se enseñen y ejemplaricen  valores y reglas éticas y morales. Este joven ha dejado el colegio y ha recurrido al robo a mano armada para obtener dinero.  

Brian, al igual que sus amigos, afirma que fuma marihuana por moda y que similar a las demás drogas, lo hace alejarse de los muchos y complejos problemas que tiene en su casa, algunos colmados de violencia, intolerancia e indiferencia. Para Brian, escuchar ¡marihuanero! cuando alguien pasa por su lado, podría ser hasta halagador.

Ahora bien, usted que emplea tal palabra para despreciar a alguien que consume esta hierba, pregúntese o pregúntele a alguien cuántos amigos, parejas, conocidos o familiares  que la fuman, llevan una vida completamente normal y probablemente muy prospera.

Después, pregúntese si es la marihuana la causante de la perdición de tantas personas, o lo es el contexto desafortunado y aquellos padres que están más preocupados en deshacerse de la culpa y echársela a la mata verde, que en criar y formar a sus hijos para que sea la misma familia quien contribuya a la solución de sus problemas y no los estupefacientes.

Como estos jóvenes, cada vez son más quienes están "legalizados" en sus hogares. Nada les impide conseguirla y fumarla, incluso en sitios públicos lo hacen, porque ningún comentario les afecta. Así que la próxima vez que quiera ofender a un fumador de marihuana, le recomiendo que no pierda su tiempo. 

1 comentario:

  1. De acuerdo; y no hay que olvidar a aquellos que no tiene criterio alguno y solo sucumben a los gritos de la noche y de las modas para pertenecer a algo o alguien. Además de otras poblaciones que sin importar estratos sociales se ocultan bajo pedestales de cristal y que en ocasiones nos sirven como ejemplo; de ahí la importancia de la formación de nuestro propio carácter, porque el flagelo de la droga es una realidad latente y en algún momento de nuestras vidas todos somos vulnerables.

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