miércoles, 7 de enero de 2015

EXCUSAS PARA SER POBRE

¡Qué somos uno de los países más felices del mundo y para serlo no necesitamos ser ricos! Esta es la primera gran excusa que los colombianos adoptamos para justificar por qué en un país con tremenda riqueza natural como el nuestro, el 30.6% de la población, según el DANE, es pobre.

Pero ¿realmente somos todos felices? o simplemente por amar profundamente nuestro territorio, justificamos nuestra incapacidad de luchar por una vida mejor. Vivir en el país que más apreciamos no significa que estemos en el mejor.

Un país con una extensión territorial tres veces menor que la nuestra y una población tres veces mayor, como Japón, resulta ser el tercero con mejor economía del mundo. Teniendo en cuenta su ínfima producción agrícola  y minera, debería presuponerse entonces que Colombia, con sus múltiples actividades económicas,  ocuparía el primer lugar en la economía global.

No obstante, somos uno de los países menos desarrollados y más explotados por nuestros "aliados", que tanto veneramos por ser extranjeros, "casi un título Real". Sin embargo, los culpables de la condescendencia con los forasteros son esos "queridos" gobernantes, a quienes nosotros elegimos, y consideramos los responsables de todos los problemas que nos atañen, mientras somos nosotros las pobres víctimas. Esa es otra gran excusa, la manía de descargar la culpa en todos menos en nosotros mismos.

Cabe aclarar que no pretendo desinfectar las acciones de aquellos políticos embadurnados de corrupción, eso sería tarea imposible. Más bien intento esclarecer otro culpable de la desigualdad social, una de las mayores del planeta.

Ahora bien, pareciera que no hay posibilidad de obtener dinero sin cometer actos ilegales,  o por lo menos ese es otro pretexto que nos hemos metido en la cabeza para ser mediocres, o que nos han infundido los "generosos" narcotraficantes, los corruptos y los delincuentes comunes.

Vivimos quejándonos y rezando porque queremos todo sin esfuerzo, al primer fracaso desistimos y dejamos siempre para mañana (o para dentro de cinco años) lo que podemos hacer hoy. El problema no es que no tengamos buenas ideas, sino que no somos disciplinados. Aunque somos unos "bacanes", amables y colaboradores,  pocos son los que realmente trabajan en equipo, porque suelen prevalecer los intereses particulares.


La clave del desarrollo, la riqueza y la felicidad es sencilla: dejar las excusas, esas que traen consigo pereza, egoísmo, conformismo, envidia e indisciplina, porque como colombianos: carisma,  inteligencia,  "verraquera" y sueños es lo que nos sobra. 

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