EXCUSAS PARA SER POBRE
¡Qué somos uno de los países
más felices del mundo y para serlo no necesitamos ser ricos! Esta es la primera
gran excusa que los colombianos adoptamos para justificar por qué en un país
con tremenda riqueza natural como el nuestro, el 30.6% de la población, según el DANE, es pobre.
Pero
¿realmente somos todos felices? o simplemente por amar profundamente nuestro
territorio, justificamos nuestra incapacidad de luchar por una vida mejor.
Vivir en el país que más apreciamos no significa que estemos en el mejor.
Un
país con una extensión territorial tres veces menor que la nuestra y una
población tres veces mayor, como Japón, resulta ser el tercero con mejor economía
del mundo. Teniendo en cuenta su ínfima producción agrícola y minera, debería presuponerse entonces que
Colombia, con sus múltiples actividades económicas, ocuparía el primer lugar en la economía
global.
No
obstante, somos uno de los países menos desarrollados y más explotados por
nuestros "aliados", que tanto veneramos por ser extranjeros,
"casi un título Real". Sin embargo, los culpables de la
condescendencia con los forasteros son esos "queridos"
gobernantes, a quienes nosotros elegimos, y consideramos los responsables de
todos los problemas que nos atañen, mientras somos nosotros las pobres
víctimas. Esa es otra gran excusa, la manía de descargar la culpa en todos
menos en nosotros mismos.
Cabe aclarar que no pretendo
desinfectar las acciones de aquellos políticos embadurnados de corrupción, eso
sería tarea imposible. Más bien intento esclarecer otro culpable de la
desigualdad social, una de las mayores del planeta.
Ahora
bien, pareciera que no hay posibilidad de obtener dinero sin cometer actos ilegales, o por lo menos ese es otro pretexto que nos
hemos metido en la cabeza para ser mediocres, o que nos han infundido los
"generosos" narcotraficantes, los corruptos y los delincuentes
comunes.
Vivimos
quejándonos y rezando porque queremos todo sin esfuerzo, al primer fracaso
desistimos y dejamos siempre para mañana (o para dentro de cinco años) lo que
podemos hacer hoy. El problema no es que no tengamos buenas ideas, sino que no
somos disciplinados. Aunque somos unos "bacanes", amables y
colaboradores, pocos son los que realmente
trabajan en equipo, porque suelen prevalecer los intereses particulares.
La
clave del desarrollo, la riqueza y la felicidad es sencilla: dejar las excusas,
esas que traen consigo pereza, egoísmo, conformismo, envidia e indisciplina,
porque como colombianos: carisma, inteligencia, "verraquera" y sueños es lo que nos
sobra.
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