viernes, 11 de julio de 2014

EL GOL DE LA MUERTE


-Señoras y señores, hoy dos naciones se enfrentan por su vida, la última batalla está a punto de iniciar.  Los guerreros ya están en el campo, entonando los himnos de sus patrias, al frente de las banderas, cuyos colores, el pueblo lleva pintado en sus rostros, mientras aclama a sus anhelados salvadores.

-Esta pelea ya arrancó. 

-Así es, compañero. Tres minutos de combate y la incursión de los amarillos ya ha sembrado el pánico en el territorio enemigo. La pelota estaba muerta pero La Bala Aurier la ha recuperado, la devuelve para El Monstruo Silva, que ahora hace un pase largo para el atacante Eto'o , pero El León Indomable se equivoca. 

-El rival ha sacado el hacha, El Comandante Ronaldo se queda con el balón y se lanza con toda su artillería. El pistolero ya tiene su arma cargada, está a punto de disparar,  pero El Escudo se atraviesa, mete la pierna y lo golpea. El Mordelón venga la agresión,  mientras El árbitro es cómplice de los ataques. 

-Las mejores piezas ofensivas de los Rojos han asaltado la portería, blindada por  la muralla amarilla. Freddy Krueger ha impartido el temor en el campo enemigo, Hulk ataca de frente,  dos tanques se  lanzan hacia él, pero mete un cañonazo  y recibe El Torpedo asesino. Hay peligro, el Crack de la selección dispara  ¡goooooooooooooooooooooooool !  los Rojos acaban de fusilar a los Amarillos, llegaron sangrando y necesitaban de este torniquete para no perder la vida.

-Aquí en el campo de batalla, los gladiadores han ganado la guerra y celebran su  victoria con los aplausos del pueblo !Continúe usted, colega con la hinchada en el territorio nacional de estos héroes modernos!

- Claro que sí, la nación ríe, grita, llora y pelea de alegría. Es tanta la emoción después de esta crucial lucha, que todo un pueblo se ha unido aquí para celebrar. Espuma, harina, pitos y cornetas se mezclan entre los cantos y gritos, mientras la pólvora, puños, cuchillos, pistolas y navajas rondan entre transeúntes, conductores ebrios e infractores de transito, que pasan semáforos en rojo y atraviesan calles peatonales a toda velocidad, con niños y mujeres embarazadas. 

-La felicidad es tanta que varios ciudadanos derraman sangre y parten a otro mundo a celebrar con los grandes; los dioses y los ángeles. Definitivamente el país está de fiesta, ¡ahora sí estamos unidos por una misma causa! El fútbol señoras y señores, ha reemplazado la guerra, como siempre habíamos soñado, hoy en el campo de batalla no hay armas ni guerreros reales, pero fuera de este parece que sí los hay. 

sábado, 5 de julio de 2014

LAS ELECCIONES AL CONGRESO MÁS "SEGURAS"


Las capturas a compradores y vendedores de votos no fueron suficientes para no considerar estas elecciones como realizadas bajo la cohesión del dinero, es decir el comercio de votos. Sin embargo, para el ministro de Defensa y el presidente ""Estas fueron las elecciones más seguras de la historia"

Mediante  la observación en representación de la MOE y con la lectura de varias fuentes de información después de las Elecciones al Congreso de la República 2014 pude extraer varias conclusiones:

En primer lugar, el voto político de un ciudadano tiene un valor de 50 mil pesos. El procedimiento para uno los fraudes frecuentes inicia sacando fotocopia de la cédula del votante, quien se presta para hacerlo. Luego se verifica que se encuentre inscrito para votar y se le entregan 10 mil pesos. La persona vota por el candidato que había pactado y toma una fotografía al tarjetón con su celular.

Al salir del puesto de votación se reúne con el sujeto , perteneciente a determinado  partido político, quien le vendió el voto y este después de ver la fotografía le entrega los 40 mil restantes.

Por otra parte, los resultados de las elecciones fueron claros pero no verídicos. En el departamento,  la relación de la gobernadora Sandra Paola Hurtado con el partido Cambio Radical fue un éxito, ubicando a dos candidatos de dicho partido como representantes a la Cámara por el Quindío. Mientras la alianza de la Alcaldesa, Luz Piedad Valencia Franco con el partido Liberal fue suficiente para posicionar al tercer representante a la Cámara.

De esta forma, quienes manejaban los votos eras los contratistas, es decir personas a quienes la alcaldía o la gobernación dieron un contrato con la labor de adquirir un concreto número de votos en  el puesto electoral asignado. De esta forma, los contratistas conseguían e inscribían a las personas que votarían por el candidato señalado. Como si esto fuera poco, se conoció como en los sectores populares de Armenia  se pagaba el voto con bolsas de bazuco y de mariguana.

Por otro lado, las irregularidades en los puestos de votación fueron constantes. En el colegio Cristóbal Colón sede Gran Colombia, ubicado en el barrio El Paraíso los representantes de la mesa de justicia no se identificaban debidamente y no se encontraban en su lugar. Además, en las mesas de votación ubicadas en los salones se presento hacinamiento y no había suficiente señalización. Igualmente, los jurados de votación no parecían estar debidamente capacitados, ya que con tantos documentos de votación se enredaban y no tenían muy claro qué función cumplía cada documento o formulario.

Adicionalmente, en los alrededores del barrio se aprovechaban del desempleo y por unos pesos ofrecían un "trabajo" haciéndolos llamar electoreros, como un gran cargo. Realmente eran amas de casa y jóvenes en las esquinas, con camisetas verdes o blancas. Muchos de ellos ni tenían idea que estaban vendiendo votos o simplemente no les importaba, con tal de ganar unos cuantos pesos.

Todo parece ser tan evidente y claro. Sin embargo, nadie aparentaba darse cuenta de tales irregularidades. Pues lo partidos políticos tenían todo muy bien calculado. Contaban con  los súper numerarios, quienes son contratados por la Registraduría 20 días antes de las elecciones para, después de contados los votos, llenen un formulario que se le entrega  a otra persona para ser llevado a un centro de computo .

Por otra parte,  en el departamento del Quindío como en toda Colombia, se presentó una de las abstenciones más grandes de la historia. Esto proporciona una gran amenaza para la verdadera democracia, debido a que quienes están eligiendo son una minoría, y la mayoría de ella está siendo comprada.

Cuando el domingo hice la visita en nombre de la MOE, mucha gente decía, en muchas de las oportunidades, como comentario jocoso que Atilano Giraldo se había gastado más de 4000 millones de pesos en su campaña para quedar en una curul en la Cámara de Representantes.
Si uno hace la cuenta, lo que se gana un representante a la Cámara y lo multiplica por un año y a su vez por cuatro años, no llega ni a los 1200 millones de pesos.  Entonces por qué este servidor público invierte 2848 millones más.

¿Por qué  todos querrán llegar al Congreso sí la mayoría saben que no van a recuperar la nutrida inversión?La mermelada debe dejar en cada año demasiadas utilidades, en los contratos que entrega el presidente Santos, se encuentra la respuesta. Hay un fenómeno que desde la presidencia sigue el camino de la corrupción, por eso para un congresista es honorable robar.
Explosiva navidad

Crónica publicada en el Diario Regional La Crónica del Quindío.


Las animas bebieron las primeras gotas de su cerveza y su brazo sin muñeca secó las gotas derramadas por sus ojos, mientras él contaba aquel desafortunado capítulo de su vida.

Faltando 30 minutos para el primero de diciembre del 2006, en víspera de la tradicional alborada de bienvenida de navidad, Julio era recibido por los brazos de 'La Pecosa', su vecina con quien poco se relacionaba. Ella sin pensarlo se le atravesó a un taxi para que no tuviera opción de escabullirse y en compañía de su marido se dirigieron con Julio hacia el hospital del sur, el más cercano al barrio Simón Bolívar de Armenia.

Durante el recorrido, Julio salió por un momento de su estado inconsciente y percibió como 'La Pecosa', mientras gritaba: "se me va a morir, se me va a morir", le rasgaba la camisa del Deportes Quindío a su marido y luego se la  amarraba a Julio en sus brazos. En ese instante también recordaba a sus padres que lo observaron casi petrificados antes de que él se marchara, y segundos después  volvió perder el conocimiento.

Allí en la sala de urgencias, después de haber amarrado a los bíceps de Julio dos guantes de látex, el doctor le advirtió que sería muy doloroso lo que estaba a punto de experimentar. Efectivamente extraer una esquirla de hierro de aproximadamente ocho centímetros incrustada en uno de sus brazos heridos no podía suscitar otra sensación. No obstante aquel suplicio no era comparado con el que en su corazón sentiría tiempo después, al enterarse que una parte de él se había desprendido como se desprende un árbol del bosque y no vuelve a nacer.

Esa misma noche, Julio fue trasladado al hospital San Juan de Dios. Su madre lo acompañaba en el trayecto y él se encontraba de nuevo inconsciente. Como si fuera poco sufrimiento, o como si el destino se ensañará en tomar venganza por actos equivocados que Julio habría de cometer en los años siguientes, la ambulancia que los transportaba se detuvo por un largo lapso de tiempo, "Madre, si su hijo se salva es un milagro", mencionó un imprudente enfermero; un camión de gran tamaño se había atravesado e impedía el completo tránsito. Por tanto la ambulancia tuvo que recorrer prácticamente toda la ciudad para arribar por fin al centro hospitalario.

No cabe duda que los milagros existen, al día siguiente, Julio despertó en el hospital en medio de todos sus seres queridos. En ese momento, agradeció estar vivo y tener todas las partes de su cuerpo, puesto que las sentía. Lo que confirmo sin dudar, al observar el gran vendaje al rededor de sus muñecas, Julio no pensó en el denominado miembro fantasma, "Yo creía que todavía tenía mi mano", fue una de las frases que desató las lagrimas, mientras evocaba aquellos días.

Julio se enteró que aquel día lo iban a operar por lo que se notó más tranquilo y especuló que sus manos serian sanadas y todo volvería a la normalidad. Se despidió de su madre y en sus ojos percibió una tristeza extrema comparada con la que en el pasado escurría por sus poros después del asesinato de sus dos hijos mayores.

El 3 de diciembre, Julio despertó en una sala de recuperación. Era incapaz de moverse del dolor y las vendas en sus manos eran aún más exageradas. Por tal motivo, él seguía con la convicción de que todo en su cuerpo estaba normal y la operación lo había curado por completo. Con esta idea, permaneció una semana en el hospital  y otra más en su casa, "Nadie me decía qué me había pasado realmente, por eso pensé que estaba bien y todo era momentáneo", manifestó decepcionado.

Cuando le hacían las curaciones en su muñeca izquierda, siempre le pedían que volteara su rostro hacia el otro lado y él lo hacía sin especular demasiado las razones. A finales de diciembre, cuando la alegría navideña rondaba por la mayoría de hogares en el barrio Simón Bolívar, Julio salió de su casa, un poco más recuperado y su gusto por el fútbol lo condujo a patear el balón con el que sus amigos jugaban. De repente perdió el equilibrio y en ese momento el temor de que sus manos se lastimaran o quizá "explotaran" se apodero de él y solo hasta el último santiamén logro separar su brazos, que parecían adheridos a su pecho.

 Al intentar apoyarse en el suelo como cuando niño lo hacía en las tremendas caídas de juegos infantiles, su mano izquierda no reaccionó, en ese preciso minuto él comprendió que no todo en su cuerpo era normal, que él, por lo menos por fuera ya no era el mismo. Esto lo constató cuando decidió mirar su brazo mutilado mientras le hacían la curación en el hospital, después de la caída.

Según el Instituto Nacional de Salud (INS), en la temporada de fin de año de 2006 e inicios del 2007 hubo 446 lesionados a nivel nacional por manipulación de pólvora, de los cuales 266 eran menores de edad. Julio a sus escasos 13 años, hizo parte de esa desconsoladora cifra, mientras sus padres y su hermana, quien le regalo los artículos explosivos, hicieron parte de la cifra de familiares irresponsables que nunca pensaron que a ellos también les podría pasar algo semejante.

Personas cercanas a Julio le atribuyen al contexto en que creció,  a la situación de su familia y a la historia de drogas y alcohol de su padre, la vida que él, ahora con 20 años, ha elegido. Una de esas donde la droga es la abeja reina. No importa si debe pasar por encima de unos cuantos despojándolos de sus pertenencias a mano armada o con su brazo desmembrado escondido entre su chaqueta, aparentando un arma, Julio siempre encuentra la manera de obtener el dinero para consumir, ya sea marihuana, cripa, perico, pepas alucinógenas o gotas de cocuan.

No obstante, Luz Elena Marín, docente de la Institución Bosques de Pinares, y directora de grupo de Julio cuando estudiaba allí, considera que el accidente de su mano, tuvo repercusiones notables, es decir que el mundo en el que ahora Julio se desenvuelve era muy diferente al de el muchacho caballeroso, inteligente, decente, amable y juicioso de antes del desventurado incidente. Desde que empezó a usar sus camisas manga larga se advirtió un cambio en su forma de actuar.  Quizá el cambio de conducta de Julio sí tenga sus bases en este episodio de su vida solo que es algo sicológico que él todavía no ha asimilado. Sin embargo, puede ser que simplemente el destino lo planeo así y con muñeca o sin ella sería lo que es hoy, como el mismo lo cree y afirma.  

Julio ha reflexionado que su lesión no es una incapacidad, la prueba de eso es que realizó estudios en el SENA en redes eléctricas y en construcción en drywall,  así que de vez en cuando realiza trabajos. Las ganancias las divide con su madre, quien a sus 58 años sostiene el hogar con la venta de arepas, mientras su esposo y padre de Julio se encuentra hospitalizado en delicado estado de salud.

Una prótesis luchada por su padre ante la entidad de salud, permaneció en el brazo izquierdo de Julio tan solo un día. Él se rehusó a adaptarse a ella, le parecía insoportable, así que la archivó y hasta el son de hoy, entre sus cosas viejas debe de estar. Días posteriores a su operación,  el  colegio le había otorgado, el dinero del seguro medico, además, profesores y allegados habían recolectado más para una prótesis y los gastos de recuperación. Dinero que como dice Julio se malgastó, "mucha de esa plata  me la gaste en ropa y en la casa mis papas gastaron el resto, no se compró ninguna prótesis", revela.

Desde la muerte de sus dos hermanos, las adicciones y ahora el grave estado de salud de su padre, la penuria económica y  la pérdida de su mano, la vida ha ido probando la valentía de Julio. Ese coraje que lo sujetó cuando pensó quitarse la vida, porque el valiente no es el que dispara el gatillo contra su cráneo sino aquel que teniéndolo allí, no dispara.  Y si bien esas agallas fueron bastantes para no hacerlo, Quizá no fueron suficientes para saltar este enorme charco y  seguir su camino sin tener que desviarse.

 Julio lamenta ese 30 de noviembre del 2006 a las 11:25 de la noche, cuando decidió armarse de "valor" y demostrarle a sus amigos del barrio que él podía llenar aquel tubo de hierro, con pólvora negra, enterrarlo y prenderlo como varias veces lo habían hecho y no pasaría nada, simplemente estallaría tan fuerte como un bomba y uno que otro vidrio se despedazaría.  Pero esta vez la suerte no alcanzó para evitar que una chispa ardiente no surgiera mientras Julio martillaba el tubo con el objetivo de taponarlo.

Nadie podría imaginarse que en esa víspera de diciembre, cuando los colores luminosos adornaban las calles, los niños jugaban sonrientes, la música solo trasmitía alegría y parranda, las botellas de cervezas ya estaban vacías y  el barrio entero esperaba ansioso la alborada, un joven de 13 años sentía como su rostro y brazos ardían, mientras sus oídos zumbaban a punto de explotar.

Una trozo de hierro voló hacia un cable eléctrico y allí ha permanecido 7 años, recordándole a Julio el lugar en el barrio en que imaginó su rostro ardiente desfigurado,  vio su mano izquierda sin ninguno de sus dedos y la palma de ella sin piel, y observó una esquirla de gran tamaño incrustada en su mano derecha que afortunadamente pudo ser reconstruida en la operación.

Julio está seguro que la vida desorientada y controlada por el diablo de la droga no se le atribuye a ese capítulo de su vida. Él reitera que si tuviera sus dos manos seria exactamente igual, que los factores que influenciaron su conducta fueron el contexto social en el que creció, la influencia de sus amigos, y una decepción amorosa que lo hizo recaer. Si él no hiciera parte de ese mundo debilitante de la droga, lo más seguro es que sería un hombre centrado y responsable que con una sola mano podría fácilmente conseguir todas esas aspiraciones que seguramente tendría. Sí ha de ser así, el flagelo de la droga se convierte entonces en una incapacidad mayor que cualquier  ablación.







JÓVENES Y DROGA: LA NUEVA LIBERTAD DE "SIMÓN BOLÍVAR"



Reportaje ganador en la categoría Mejor Reportaje Escrito, Premios Te Muestra Universidad del Quindío. Publicado en el Diario Regional La Crónica del Quindío y en revistaposdata.wordpress.com


Barrio Simón Bolívar, Armenia-Quindío
Es común ver al "parche" en el nacimiento del barrio Simón Bolívar de Armenia. Un grupo de amigos entre ellos, varios menores de edad, usualmente envueltos en una nube de humo. "Yo fumo porque con la droga me siento relajado, me despreocupo de los problemas, en estos momentos estoy trabado", expresa *Damian, un joven de 18 años que consume desde los 16 y se aparto del colegio cuando cursaba octavo grado. Ahora se dedica a vender mora y según él no solo invierte su ganancias en la droga sino que colabora económicamente en su hogar.

Este joven  de aretes, rastas en su cabello, gorra, pircings en lengua, rostro y orejas, tatuajes en varias partes del cuerpo,  muestra con orgullo la parte inferior de su brazo derecho,  para hacer entender al que le pregunta por una posible deserción de las drogas, que la mata de marihuana, allí tatuada, irá con él para toda la vida. Al igual que la rebeldía del Bart Simpson que también lleva plasmado en su piel.

Damian es integrante del "parche". Consumir marihuana es aún más necesario para ellos, que comer las tres comidas del día.  El estudio ya nos les parece ni importante, ni atractivo,  ni indispensable y esta fuera del diminuto proyecto de vida de cada uno desde hace tiempo. "Nosotros consumimos todos los días, mañana, tarde y noche, entre más efecto mejor, si usted tiene para fumar sigue fumando", manifiesta *Milton, otro chico de 18 años que esconde sus grandes ojos verdes detrás de la irritación rojiza que le produce esta hierba.

Estos muchachos, que aseguran comandar el barrio, pero respetando a la comunidad, también consumen cripa, otra especie de marihuana pero manipulada en laboratorios, la cual ocasiona más efectos que la regular. Además, han probado desde pegante hasta pepas alucinógenas. No obstante al nombrar la heroína,  sus rostros expresan temor y  desprecio. Aseguran no consumirla y jamás llegarlo a hacer.

El Simón Bolívar parece dividirse en dos, ya que una carretera destapada lo fracciona. Según el grupo de muchachos la primera parte, donde ellos viven, es la más sana y la ultima la más dañada.  "Del destapado hacia arriba es una banda y hacia abajo es otra, pero a veces cuando los de arriba bajan, nunca más vuelven a subir", explica *Ronald, un joven consumidor de 16 años.

Ronald es un joven amable, colaborador, respetuoso e inteligente. Es querido por sus compañeros, amigos y profesores, quienes destacan grandes capacidades en él y talento para salir adelante. Él es el único miembro de este grupo de amigos que continua estudiando, por lo que, algunos de sus profesores consideran que es todavía salvable.

María Inés Arango, docente de la Institución Educativa Bosques De Pinares, donde han estudiado estos jóvenes adictos, manifiesta que la mayoría de ellos, han dejado el colegio por que han preferido la droga por encima de su formación académica.

Según ella, a pesar de los esfuerzos hechos por todos los docentes, coordinadores y rectora es difícil apartarlos del contexto en que se formaron, ya que desde niños están comprando la droga para sus mismos padres y parientes, como si fueran a comprar el pan para el desayuno. "Desde el 2005 que inicie en esta institución, han asesinado a más de una docena de mis estudiantes por problemas de droga, ya sea microtráfico o consumo", expresa la docente.

Hurto y droga

Como afirma la profesora, al dejar el colegio los jóvenes se ven más propensos a sumirse definitivamente en el mundo de la droga y si no se encuentra una solución rápida cada vez el problema empeora y tiene más consecuencias graves tanto para ellos como para la comunidad.

*Julián es un joven "heroínico"-termino que utilizan los jóvenes para referirse a los consumidores de heroína en el barrio- tiene 22 años y vive en la parte baja del Simón, después del destapado. Dejó el colegio hace 10 años cuando se encontraba en sexto grado. Su aspecto es lamentable, es joven pero aparenta 10 años más de los que tiene. Su cuerpo es tan delgado que sus sucias vestiduras parecen colgadas de él.  Su mirada está constantemente perdida y sus ojos parecen no estar coordinados. Acercarse a él genera un escalofrió instantáneo y es inevitable percatarse del color oscuro de sus dientes y los espacios entre ellos, así como de su sucia piel y  los claros moretones en las articulaciones de los brazos.

Julián afirma que sin la heroína le es imposible vivir, porque la desesperación es exagerada. "Si yo no meto, me da dolor de barriga, escalofríos y ganas de vomitar". Así mismo, confiesa que roba para poder adquirir el narcótico. Lo hace solo o con un compañero, ya sea a mano armada, con el arma que sea, o  también al que le dé el "papayaso".

Este muchacho expresa con gran resentimiento, que su padre es el culpable de la vida que el escogió, puesto que no lo dejaba estudiar. Quiso obligarlo a trabajar cogiendo café, porque para él lo más importante era que su hijo aportara recursos en el hogar. Al rehusarse, su padre lo echó de la casa.

Como él, los jóvenes del "parche" de la parte superior del Simón, de los cuales solo dos trabajan, también practican el hurto. En ocasiones lo consideran necesario para comprar la droga, en especial la "yerbita".  *Jaime un joven de 20 años perteneciente a este grupo de amigos, al igual que Ronald revela que practica los "quetos", robos simulando un arma: " le digo a todo el mundo: no se me mueva que le meto un plomazo. Sin tener ningún revolver". Igualmente roba con algún tipo de artefacto intimidador.

"Así es la vuelta, las cosas se dicen como son" expresa después de su confesión. Pero aclara que no despoja de sus pertenencias a la gente del Simón, porque esa se respeta, por lo cual van al barrio Bosques De Pinares o a La Castilla.

Jaime sufrió una amputación de una parte de su cuerpo por un accidente a causa de la manipulación de pólvora. Él es el único consumidor de su parche que terminó el bachillerato.  Además  hizo un curso en el Sena.  Jaime se declara un concreto farmacodependiente, específicamente de perico, marihuana, pepas y gotas alucinógenas. Con la voz distorsionada, bajo los efectos de las pepas y la marihuana, él afirma que si no las consume no se siente bien, se deprime, las palabras no le fluyen,  le  da rabia por todo y con cualquier cosa se desestabiliza.

Mercar

Es usual ver a *Alex, un consumidor habitante de la calle subiendo por la parte trasera del bus, después de haber hablado con el conductor para que lo lleve gratis. Él es el conocido "carrito", es quien compra la marihuana o como ellos denominan es quien "merca". "Él nos compra los moños y nosotros le damos cualquier liguita", menciona Damian  para referirse a los 500 o 600 pesos que le dan a Alex, por el mandado.

La razón por la cual deben enviar a Alex a otro sector de la ciudad, específicamente a la carrera 20 de Armenia, para comprar la hierba, es porque en el barrio no se expende este tipo de droga. Allí se comercializa es heroína, pepas y bazuco.

Después del destapado,  se encuentran los viejos y nuevos puntos de expendio de estas drogas. Una casa ubicada en una de las ultimas cuadras, enfrente de las fincas que le siguen al barrio, es el antiguo recinto donde acudían adictos y revendedores para adquirir sus narcóticos. Pero después de un allanamiento de la policía, este fue abandonado. Es común escuchar el rumor de que hay cómplices en  la policía y avisan a los jíbaros cuando van a realizar allanamientos.

En los límites del Simón con el barrio Cañas Gordas,  un temido barranco enfrente de una esquina, esconde la droga que actualmente se comercializa en el sector. Como es más difícil hacerlo en una casa especifica, donde pueden atrapar a los responsables, los expendedores la guardan en agujeros allí, de tal forma que si la encuentran, no los atrapan a ellos y no tienen casa que abandonar.  Al momento de guardar o sacar mercancía, unos se ubican en las esquinas como "campaneros"  es decir, son los que atisban para que no llegue alguien ajeno a esa organización.

Muchos conocen del lugar, sin embargo nadie se acerca, excepto para consumir. Pues es claro el riesgo que se corre.

A lo largo y ancho del barrio, se pueden ver múltiples sitios desolados, o los llamados "metederos", puntos de encuentro para el consumo. Los potreros, barrancos y cañadas que limitan con el barrio, hacen que la inseguridad sea mayor. Así mismo, una cañada con un sendero que conduce al barrio Génesis limita con Cañas Gordas, a unos pasos del Simón. Allí han aparecido en los últimos años los cadáveres ocasionados por guerras entre bandos de los tres barrios, relacionadas con el consumo de estupefacientes.

Aceptación de la comunidad

"Ellos llevan una vida sin pocas aspiraciones, Pero tienen corrección. El día de mañana pueden ser honestos y trabajadores, ellos son seres humanos", dice Don Abelardo, un  hombre de edad avanzada, habitante del barrio y  trabajador del campo. Él suele charlar con tres jóvenes adictos que en ocasiones se ubican en la puerta de su casa, quienes afirman que la mayoría de los habitantes del barrio consumen droga, que eso es muy normal y que sus padres y vecinos lo aceptan, solo advierten que de ahí no pasen.

Uno de estos jóvenes, *Yeison, que frecuenta la casa de Don Abelardo, tiene 18 años y  trabaja como reciclador  en el norte de la ciudad. Su familia, como la de los demás tienen completo conocimiento de su situación, pero lo adoptan como algo muy normal.

De igual forma,  el "parche", asegura que el consumo de marihuana se da en todo el barrio, que prácticamente todos fuman y los que no lo hacen, lo ven completamente normal y rutinario,  por lo que lo aceptan. Según Damian, la comunidad  ha adoptado la "fuma" como una cultura. Incluso advierte que desde los 7 años los niños están empezando a consumir.

A plena luz del día, con un sol exorbitante el "parche" se sienta en el parque a la entrada del barrio, "trillan" la hierba, arman el "porro" se rotan uno o varios de estos "baretos", como ellos llaman al cigarrillo de marihuana o cripa. Mientras tanto, niños de 6 y 8 años juegan a su alrededor en una guerra de piedras y arena. Cuando llega la noche, el "parche" gana miembros y en los rincones del sector se empieza a percibir actividad. Una sensación de peligro se apodera del entorno lo que hace que más de un desprevenido visitante lo abandone presuroso.


 Varios de estos jóvenes fueron capturados por la policía , entre ellos Jaime, quien fue condenado a 4 años de cárcel.


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