jueves, 2 de febrero de 2017

Una huerta para vivir a los 73 años


*Crónica publicada en el periódico La Patria el 3 de diciembre del 2015.


Las manos de Beatriz Gónzales no son tan suaves como los tomates que cosecha, ni tan jóvenes como las cebollas que acaba de sembrar. En ellas lleva las marcas de 73 años de vida, en los que se dedicó, en su mayoría, a atender a sus padres enfermos y a trabajar como boticaria para ayudar a sus hermanos.

En su juventud nunca se preocupó por concebir hijos, pero ahora con amor puede hacer nacer hortalizas de la tierra. Zanahoria, tomate, repollo, pimentón, yuca y cilantro son los retoños que cría y protege en compañía de su amiga Luz Mila, de 74 años, con quien vive en la vereda Nuevo Ríoclaro de Villamaría.

“Yo nunca había sembrado ni una cebolla, empezamos a los tirones”, dice entre risas doña Beatriz, quien agrega que desde que llegó hace tres años a vivir en casa de Mila vio un solar espacioso en el que solo había plantas de limoncillo y maleza. Sin embargo, solo a principios de este año decidió proponerle a su compañera que sembraran.

De la pantalla al campo

Lo primero que cultivaron fue cebolla. Don Guillermo, su vecino, les ayudó a crear una amplia era, a preparar la tierra y a comprar una arroba de la planta, en tamaño pequeño, para trasplantarla desde otro cultivo.

Las carcajadas de la enérgica mujer contagian a quien la oye cada vez que cuenta la primera vez que sembró repollos y se le dañaron. “Los sembré a los berracasos (risas), porque yo no sabía nada. Pero para la segunda siembra ya tenía el conocimiento del Kiosko y me salió bien, ya se vendió”.

La agricultora se refiere a lo que ha aprendido en cerca de 10 meses que lleva asistiendo al Kiosco Vive Digital en la Escuela Nuevo Rioclaro, un salón con acceso comunitario a internet que hace parte del programa del Ministerio de las TIC.

Según Erika Ferro, integrante del equipo de supervisión, este proyecto busca cerrar la brecha digital que existe en el país, capacitando en el uso de las TIC a niños, jóvenes y adultos de veredas y corregimientos. “El caso de doña Beatriz es un ejemplo muy chévere que nos impulsa a seguir trabajando por esta clase de ciudadanos”, agregó Ferro.

“Muéstreme videos de hortalizas, doña Jessica”, le dijó Beatríz a la joven gestora del Kiosko la primera vez que asistió. Desde ese día, en que descubrió todo lo que podía aprender por internet sobre agricultura, la activa longeva le agradece a la instructora haciéndola reír con sus ocurrencias: “¡Ah es que aquí no dan ni un cigarrillo, ni un tintico, qué cosas!”.

Entre 5 a 10 personas asisten a las actividades del mes, que envía el ministerio, y en los días que no hay lecciones doña Beatriz es la usuaria más fiel del Kiosko. Además, está invitando a más personas al punto. “Ella es la única en la vereda que ha aplicado lo que ha aprendido, se inclinó por la siembra de hortalizas y le ha ido muy bien”, explica con emoción Jessica Grajales, la gestora. “Se sienta a ver los videos, toma apuntes y luego hace lo que aprende en la casa. Ahora está viendo diseños de invernaderos para hacer uno”, reveló.

Un vivero móvil

La activa campesina ya tiene en su cabeza el diseño del invernadero que quiere crear para proteger sus cultivos de las diversas temperaturas. Aunque aún no sabe utilizar el computador, ella ha visto videos e imágenes de cómo hacer uno. " Ese, ese es el que yo quiero, es que hay estilos que me gustan más que otros. Pero ese es muy práctico y muy bonito", proclama con entusiasmo mientras apunta con su índice la pantalla del televisor.

Su idea es hacer un invernadero móvil con guaduas y plástico, para cambiarlo de era cuando sea necesario. En el colegio Fortunato Gaviria de la vereda le regalaron 15 guaduas y ella las trasladó hasta su casa, con ayuda de don Guillermo, "a puro hombro".

Con un regaño, ella responde cuando le preguntan si tiene fecha definida para terminar el invernadero: "¡Eh! Es que ni siquiera lo he empezado. Me falta el plástico, pensamos ir a Villamaría o a Chinchiná para traerlo". Lo que más le preocupa es que por el clima se le atrasen las cosechas. “Me va a tocar hacer invernadero para el cilantro y otro para el repollo, porque llegan las amigas a comprar: ¿Hay cilantro? no hay, ¿Qué hay repollo? pues no hay".

El repollo se siembra en invierno

Después de vivir casi 45 años en Villamaría Beatriz se fue para Manizales, pero terminó en Rioclaro en busca de un buen retiro. En su juventud no se casó porque le daba pereza conseguir pareja, mejor se dedicó a ayudarle a sus hermanos. Sin embargo, cuando sus padres murieron quedó "con los pelos de punta, sola y amargada", revela.

Por cosas de la vida terminó en casa de doña Mila, que queda a cuatro cuadras de la Escuela. Al caminar por el sector, un miércoles en la tarde, se puede oír el sonido de la hierba y las aguas del Rioclaro correr metros abajo. Don Elias, el tendero, y cuatro niños que juegan en el parque delatan a los habitantes, que parecen esconderse. Solo quienes escucharon hace 30 años el estruendo de la avalancha del Volcán Nevado del Ruiz que pasó por allí saben que la vereda no siempre fue así.

Detrás de la casa, el olor a cebolla se mezcla con el de la mierda de las gallinas que Beatriz le echa a la tierra para abonarla. Cuando es necesario, ella se levanta a las 5:00 de la mañana para regar las plantas. En el resto del día no desampara sus cultivos, que, según ella, cada vez los tiene más "tecnificados".

"Hemos aprendido en qué época se siembra el repollo, en este tiempo es muy bueno. Pero es muy malito para el tomate porque no le gusta el agua. Al cilantro le gusta el frio, no mucho, pero se defiende. La zanahoria es buena para el calor y el frio, pero el pimentón es flojo para este último", con estas palabras Beatriz confirma los conocimientos que adquirió en el Kiosko por medio de la tecnología.

Para preparar las huertas, las únicas damas de la casa pican bien la tierra, le sacan las impurezas, piedras y raíces. Los productos que cultivan son orgánicos, no les añaden químicos y prefieren espantar las mariposas con la toalla.


Una razón para no enloquecer

“Las primeras semillas nos las regalaron las amigas, porque les parece mucha gracia que un par de pollas como nosotras estemos en estas, escarbando la tierra", dice con su pícara sonrisa "la polla" Beatriz, quien asegura que los granos que usan son certificados y los compran en el comité de cafeteros de Chichiná o en Manizales, cuando están "platudas".

Un aviso que dice: "Venta de pollo, tomate, cilantro, etc." suele verse en la entrada de la casa. La gente de la vereda ya conoce a las señoras y prefieren sus productos orgánicos y frescos. Lo que más compran es cebolla, tomate y yuca.

Pese a que sus hermanas y sobrinas le ayudan con dinero a Beatriz para sus necesidades, la venta de los artículos le ha servido mucho. "Uno todas las veces no tiene para los cigarrillos (risas) ni para ir a Chinchiná o para echar a la olla", confiesa a carcajadas.

Antes de emprender la huerta, un día de ella podría diferenciarse del anterior si el tinto cambiaba de sabor o el número de cerrillas de cigarrillo aumentaba. Pero ahora, encontró algo en qué entretenerse, sentirse activa y útil.

“Si no lo hubiéramos hecho, ya habríamos muerto o enlocado”, dice convencida la agricultora por quien sus sobrinos mueren de risa al conocer las gracias que hace con su amiga. “Si tuviera por lo menos unos 40 años a nadie se la haría raro, pero a esta edad nos levantamos muy de mañana, nos bañamos, desayunamos y al corte”, agrega.

Las pollas de cabellos blancos continúan asistiendo al Kiosko. En los próximos días recibirán clases para aprender a manejar el computador y programas como Excel para utilizarlo en sus cuentas del negocio. Asimismo, aprenderán más sobre huertos orgánicos con un curso virtual y seguirán invitando a más entusiastas como ellas a participar de las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías y la confianza en sí mismo.

Una vez fue posible que la naturaleza se ensañara contra los seres vivos de esa tierra, aquella que años después parece más fértil, quizá, gracias a los minerales que arrojó el Volcán. Ese mismo suelo ahora le de vida no solo a las legumbres, sino a "las pollas" que han encontrado en las labores del campo la razón de su vida.



domingo, 21 de junio de 2015

MI PADRE GRITA "¡GOL HIJUEPUTA!"


"¡Hijueputa!" retumbaba por toda la casa cada vez que la Selección Colombia jugaba, ya fuera por intentos de gol, anotaciones propias o del contrincante. La alegría o la irá era lo que marcaba la diferencia. Mi padre gritaba el madrazo y mi mamá le respondía con uno más fuerte.

Actuaban como niños, me irritaban, no los entendía. Pensaba en salir corriendo o en taparles la boca, me parecía ridículo que insultaran a un televisor. Era inconcebible cómo pasaban de sonrientes a coléricos, cómo se estremecían, sudaban, se revolcaban y saltaban sobre la cama por una manada de ovejas pastoreadas por un balón. Al menos eso me parecían los jugadores de fútbol y la única diferencia que veía entre ellos era el uniforme.

Mi padre disfrutaba del fútbol como loco, tuvo varios equipos y jugaba como portero cada fin de semana. De los trofeos que ganó, ya quedan pocos, se han ido desechando porque no hay lugar para ponerlos todos. Él siempre quiso tener un niño, pero tuvo cuatro mujercitas.

 En la finca donde pasábamos los fines de semana, armábamos dos porterías con tubos o poníamos ladrillos.  Mi madre me tenía que insistir, hasta enojarse, para que yo jugara con ellos y mi hermana. Siempre me ha gustado el deporte, pero el fútbol no me hacía gracia. Sin embargo, terminaba corriendo en la "cancha" para evitar problemas.

Con el paso del tiempo me convertí en la goleadora estrella de mi padre y me gustó. En cada paseo invitábamos amigos o familiares y no podía faltar un "picadito". Nunca nos hizo falta un árbitro porque la pasábamos mejor cometiendo faltas. Mi papá siempre terminaba con golpes y aruñones hechos por mi madre, que jugaba en el equipo contrario.

Seis años después no me convertí en futbolista, ni en hincha empedernida de todo seleccionado o club de moda, pero dentro de mí, se despertó una pasión que no había podido descifrar hasta ahora. Un frenesí del que mi madre se aterra y alegra, aunque a ella parece habérsele acabado. Quizá le hace falta su motivación, ese hombre al que le saltaba encima para celebrar cuando Colombia metía gol.

Cuatro días del padre en los que él no está se cumplen hoy, justo el día en que la Selección se disputa la clasificación a los cuartos de final en la Copa América. Tuve la oportunidad de disfrutar de la pasión del fútbol con papá y la desaproveché.

Hoy él no está en carne y hueso para deleitarse con el osado equipo que tenemos, pero se quedó en mí. Me inquieto, sudo, los pelos se me ponen de punta, brinco en la cama, sonrío y me enojo. "¡Hijueputa!" grité una y otra vez en el Mundial pasado y lo sigo haciendo ahora por nuestra selección. 

jueves, 22 de enero de 2015

MARIHUANEROS LEGALIZADOS


Quien consume cannabis sin ocultárselo a nadie, especialmente a su familia, se considera un marihuanero legalizado. "Que me digan marihuanero para mí no es una ofensa, solo refleja lo que hago", dice Sebastián, un joven independiente y trabajador de 26 años.

Camilo, de 21 y con un buen empleo dice lo mismo, explicando que solo lo hace en sus ratos libres y que esa sustancia lo hace sentir tranquilo, le aclara la mente y le ayuda a ver soluciones viables a sus problemas, que según él, son muy pocos.

Además, asegura que consumir marihuana es mucho mejor que ingerir alcohol o fumar cigarrillo. "Eso ya no me gusta, ahora prefiero el cannabis, obtengo mejores sensaciones y no expongo tanto mi salud".

Camilo pertenece a una clase social media y Sebastián a una alta. Ambos han tenido estudios universitarios, una familia tradicional donde nunca les ha faltado nada y se han formado en valores y con ideales de superación.

Por otro lado, Brian tiene 17 años y vive en un barrio marginal de la ciudad. Además de consumir este alucinógeno, Brian ingiere popper, gotas de coquan, perico, ácidos y hasta bazuco. Él no hace parte de una familia de mamá y papá, donde se enseñen y ejemplaricen  valores y reglas éticas y morales. Este joven ha dejado el colegio y ha recurrido al robo a mano armada para obtener dinero.  

Brian, al igual que sus amigos, afirma que fuma marihuana por moda y que similar a las demás drogas, lo hace alejarse de los muchos y complejos problemas que tiene en su casa, algunos colmados de violencia, intolerancia e indiferencia. Para Brian, escuchar ¡marihuanero! cuando alguien pasa por su lado, podría ser hasta halagador.

Ahora bien, usted que emplea tal palabra para despreciar a alguien que consume esta hierba, pregúntese o pregúntele a alguien cuántos amigos, parejas, conocidos o familiares  que la fuman, llevan una vida completamente normal y probablemente muy prospera.

Después, pregúntese si es la marihuana la causante de la perdición de tantas personas, o lo es el contexto desafortunado y aquellos padres que están más preocupados en deshacerse de la culpa y echársela a la mata verde, que en criar y formar a sus hijos para que sea la misma familia quien contribuya a la solución de sus problemas y no los estupefacientes.

Como estos jóvenes, cada vez son más quienes están "legalizados" en sus hogares. Nada les impide conseguirla y fumarla, incluso en sitios públicos lo hacen, porque ningún comentario les afecta. Así que la próxima vez que quiera ofender a un fumador de marihuana, le recomiendo que no pierda su tiempo. 

miércoles, 7 de enero de 2015

EXCUSAS PARA SER POBRE

¡Qué somos uno de los países más felices del mundo y para serlo no necesitamos ser ricos! Esta es la primera gran excusa que los colombianos adoptamos para justificar por qué en un país con tremenda riqueza natural como el nuestro, el 30.6% de la población, según el DANE, es pobre.

Pero ¿realmente somos todos felices? o simplemente por amar profundamente nuestro territorio, justificamos nuestra incapacidad de luchar por una vida mejor. Vivir en el país que más apreciamos no significa que estemos en el mejor.

Un país con una extensión territorial tres veces menor que la nuestra y una población tres veces mayor, como Japón, resulta ser el tercero con mejor economía del mundo. Teniendo en cuenta su ínfima producción agrícola  y minera, debería presuponerse entonces que Colombia, con sus múltiples actividades económicas,  ocuparía el primer lugar en la economía global.

No obstante, somos uno de los países menos desarrollados y más explotados por nuestros "aliados", que tanto veneramos por ser extranjeros, "casi un título Real". Sin embargo, los culpables de la condescendencia con los forasteros son esos "queridos" gobernantes, a quienes nosotros elegimos, y consideramos los responsables de todos los problemas que nos atañen, mientras somos nosotros las pobres víctimas. Esa es otra gran excusa, la manía de descargar la culpa en todos menos en nosotros mismos.

Cabe aclarar que no pretendo desinfectar las acciones de aquellos políticos embadurnados de corrupción, eso sería tarea imposible. Más bien intento esclarecer otro culpable de la desigualdad social, una de las mayores del planeta.

Ahora bien, pareciera que no hay posibilidad de obtener dinero sin cometer actos ilegales,  o por lo menos ese es otro pretexto que nos hemos metido en la cabeza para ser mediocres, o que nos han infundido los "generosos" narcotraficantes, los corruptos y los delincuentes comunes.

Vivimos quejándonos y rezando porque queremos todo sin esfuerzo, al primer fracaso desistimos y dejamos siempre para mañana (o para dentro de cinco años) lo que podemos hacer hoy. El problema no es que no tengamos buenas ideas, sino que no somos disciplinados. Aunque somos unos "bacanes", amables y colaboradores,  pocos son los que realmente trabajan en equipo, porque suelen prevalecer los intereses particulares.


La clave del desarrollo, la riqueza y la felicidad es sencilla: dejar las excusas, esas que traen consigo pereza, egoísmo, conformismo, envidia e indisciplina, porque como colombianos: carisma,  inteligencia,  "verraquera" y sueños es lo que nos sobra. 

viernes, 11 de julio de 2014

EL GOL DE LA MUERTE


-Señoras y señores, hoy dos naciones se enfrentan por su vida, la última batalla está a punto de iniciar.  Los guerreros ya están en el campo, entonando los himnos de sus patrias, al frente de las banderas, cuyos colores, el pueblo lleva pintado en sus rostros, mientras aclama a sus anhelados salvadores.

-Esta pelea ya arrancó. 

-Así es, compañero. Tres minutos de combate y la incursión de los amarillos ya ha sembrado el pánico en el territorio enemigo. La pelota estaba muerta pero La Bala Aurier la ha recuperado, la devuelve para El Monstruo Silva, que ahora hace un pase largo para el atacante Eto'o , pero El León Indomable se equivoca. 

-El rival ha sacado el hacha, El Comandante Ronaldo se queda con el balón y se lanza con toda su artillería. El pistolero ya tiene su arma cargada, está a punto de disparar,  pero El Escudo se atraviesa, mete la pierna y lo golpea. El Mordelón venga la agresión,  mientras El árbitro es cómplice de los ataques. 

-Las mejores piezas ofensivas de los Rojos han asaltado la portería, blindada por  la muralla amarilla. Freddy Krueger ha impartido el temor en el campo enemigo, Hulk ataca de frente,  dos tanques se  lanzan hacia él, pero mete un cañonazo  y recibe El Torpedo asesino. Hay peligro, el Crack de la selección dispara  ¡goooooooooooooooooooooooool !  los Rojos acaban de fusilar a los Amarillos, llegaron sangrando y necesitaban de este torniquete para no perder la vida.

-Aquí en el campo de batalla, los gladiadores han ganado la guerra y celebran su  victoria con los aplausos del pueblo !Continúe usted, colega con la hinchada en el territorio nacional de estos héroes modernos!

- Claro que sí, la nación ríe, grita, llora y pelea de alegría. Es tanta la emoción después de esta crucial lucha, que todo un pueblo se ha unido aquí para celebrar. Espuma, harina, pitos y cornetas se mezclan entre los cantos y gritos, mientras la pólvora, puños, cuchillos, pistolas y navajas rondan entre transeúntes, conductores ebrios e infractores de transito, que pasan semáforos en rojo y atraviesan calles peatonales a toda velocidad, con niños y mujeres embarazadas. 

-La felicidad es tanta que varios ciudadanos derraman sangre y parten a otro mundo a celebrar con los grandes; los dioses y los ángeles. Definitivamente el país está de fiesta, ¡ahora sí estamos unidos por una misma causa! El fútbol señoras y señores, ha reemplazado la guerra, como siempre habíamos soñado, hoy en el campo de batalla no hay armas ni guerreros reales, pero fuera de este parece que sí los hay. 

sábado, 5 de julio de 2014

LAS ELECCIONES AL CONGRESO MÁS "SEGURAS"


Las capturas a compradores y vendedores de votos no fueron suficientes para no considerar estas elecciones como realizadas bajo la cohesión del dinero, es decir el comercio de votos. Sin embargo, para el ministro de Defensa y el presidente ""Estas fueron las elecciones más seguras de la historia"

Mediante  la observación en representación de la MOE y con la lectura de varias fuentes de información después de las Elecciones al Congreso de la República 2014 pude extraer varias conclusiones:

En primer lugar, el voto político de un ciudadano tiene un valor de 50 mil pesos. El procedimiento para uno los fraudes frecuentes inicia sacando fotocopia de la cédula del votante, quien se presta para hacerlo. Luego se verifica que se encuentre inscrito para votar y se le entregan 10 mil pesos. La persona vota por el candidato que había pactado y toma una fotografía al tarjetón con su celular.

Al salir del puesto de votación se reúne con el sujeto , perteneciente a determinado  partido político, quien le vendió el voto y este después de ver la fotografía le entrega los 40 mil restantes.

Por otra parte, los resultados de las elecciones fueron claros pero no verídicos. En el departamento,  la relación de la gobernadora Sandra Paola Hurtado con el partido Cambio Radical fue un éxito, ubicando a dos candidatos de dicho partido como representantes a la Cámara por el Quindío. Mientras la alianza de la Alcaldesa, Luz Piedad Valencia Franco con el partido Liberal fue suficiente para posicionar al tercer representante a la Cámara.

De esta forma, quienes manejaban los votos eras los contratistas, es decir personas a quienes la alcaldía o la gobernación dieron un contrato con la labor de adquirir un concreto número de votos en  el puesto electoral asignado. De esta forma, los contratistas conseguían e inscribían a las personas que votarían por el candidato señalado. Como si esto fuera poco, se conoció como en los sectores populares de Armenia  se pagaba el voto con bolsas de bazuco y de mariguana.

Por otro lado, las irregularidades en los puestos de votación fueron constantes. En el colegio Cristóbal Colón sede Gran Colombia, ubicado en el barrio El Paraíso los representantes de la mesa de justicia no se identificaban debidamente y no se encontraban en su lugar. Además, en las mesas de votación ubicadas en los salones se presento hacinamiento y no había suficiente señalización. Igualmente, los jurados de votación no parecían estar debidamente capacitados, ya que con tantos documentos de votación se enredaban y no tenían muy claro qué función cumplía cada documento o formulario.

Adicionalmente, en los alrededores del barrio se aprovechaban del desempleo y por unos pesos ofrecían un "trabajo" haciéndolos llamar electoreros, como un gran cargo. Realmente eran amas de casa y jóvenes en las esquinas, con camisetas verdes o blancas. Muchos de ellos ni tenían idea que estaban vendiendo votos o simplemente no les importaba, con tal de ganar unos cuantos pesos.

Todo parece ser tan evidente y claro. Sin embargo, nadie aparentaba darse cuenta de tales irregularidades. Pues lo partidos políticos tenían todo muy bien calculado. Contaban con  los súper numerarios, quienes son contratados por la Registraduría 20 días antes de las elecciones para, después de contados los votos, llenen un formulario que se le entrega  a otra persona para ser llevado a un centro de computo .

Por otra parte,  en el departamento del Quindío como en toda Colombia, se presentó una de las abstenciones más grandes de la historia. Esto proporciona una gran amenaza para la verdadera democracia, debido a que quienes están eligiendo son una minoría, y la mayoría de ella está siendo comprada.

Cuando el domingo hice la visita en nombre de la MOE, mucha gente decía, en muchas de las oportunidades, como comentario jocoso que Atilano Giraldo se había gastado más de 4000 millones de pesos en su campaña para quedar en una curul en la Cámara de Representantes.
Si uno hace la cuenta, lo que se gana un representante a la Cámara y lo multiplica por un año y a su vez por cuatro años, no llega ni a los 1200 millones de pesos.  Entonces por qué este servidor público invierte 2848 millones más.

¿Por qué  todos querrán llegar al Congreso sí la mayoría saben que no van a recuperar la nutrida inversión?La mermelada debe dejar en cada año demasiadas utilidades, en los contratos que entrega el presidente Santos, se encuentra la respuesta. Hay un fenómeno que desde la presidencia sigue el camino de la corrupción, por eso para un congresista es honorable robar.
Explosiva navidad

Crónica publicada en el Diario Regional La Crónica del Quindío.


Las animas bebieron las primeras gotas de su cerveza y su brazo sin muñeca secó las gotas derramadas por sus ojos, mientras él contaba aquel desafortunado capítulo de su vida.

Faltando 30 minutos para el primero de diciembre del 2006, en víspera de la tradicional alborada de bienvenida de navidad, Julio era recibido por los brazos de 'La Pecosa', su vecina con quien poco se relacionaba. Ella sin pensarlo se le atravesó a un taxi para que no tuviera opción de escabullirse y en compañía de su marido se dirigieron con Julio hacia el hospital del sur, el más cercano al barrio Simón Bolívar de Armenia.

Durante el recorrido, Julio salió por un momento de su estado inconsciente y percibió como 'La Pecosa', mientras gritaba: "se me va a morir, se me va a morir", le rasgaba la camisa del Deportes Quindío a su marido y luego se la  amarraba a Julio en sus brazos. En ese instante también recordaba a sus padres que lo observaron casi petrificados antes de que él se marchara, y segundos después  volvió perder el conocimiento.

Allí en la sala de urgencias, después de haber amarrado a los bíceps de Julio dos guantes de látex, el doctor le advirtió que sería muy doloroso lo que estaba a punto de experimentar. Efectivamente extraer una esquirla de hierro de aproximadamente ocho centímetros incrustada en uno de sus brazos heridos no podía suscitar otra sensación. No obstante aquel suplicio no era comparado con el que en su corazón sentiría tiempo después, al enterarse que una parte de él se había desprendido como se desprende un árbol del bosque y no vuelve a nacer.

Esa misma noche, Julio fue trasladado al hospital San Juan de Dios. Su madre lo acompañaba en el trayecto y él se encontraba de nuevo inconsciente. Como si fuera poco sufrimiento, o como si el destino se ensañará en tomar venganza por actos equivocados que Julio habría de cometer en los años siguientes, la ambulancia que los transportaba se detuvo por un largo lapso de tiempo, "Madre, si su hijo se salva es un milagro", mencionó un imprudente enfermero; un camión de gran tamaño se había atravesado e impedía el completo tránsito. Por tanto la ambulancia tuvo que recorrer prácticamente toda la ciudad para arribar por fin al centro hospitalario.

No cabe duda que los milagros existen, al día siguiente, Julio despertó en el hospital en medio de todos sus seres queridos. En ese momento, agradeció estar vivo y tener todas las partes de su cuerpo, puesto que las sentía. Lo que confirmo sin dudar, al observar el gran vendaje al rededor de sus muñecas, Julio no pensó en el denominado miembro fantasma, "Yo creía que todavía tenía mi mano", fue una de las frases que desató las lagrimas, mientras evocaba aquellos días.

Julio se enteró que aquel día lo iban a operar por lo que se notó más tranquilo y especuló que sus manos serian sanadas y todo volvería a la normalidad. Se despidió de su madre y en sus ojos percibió una tristeza extrema comparada con la que en el pasado escurría por sus poros después del asesinato de sus dos hijos mayores.

El 3 de diciembre, Julio despertó en una sala de recuperación. Era incapaz de moverse del dolor y las vendas en sus manos eran aún más exageradas. Por tal motivo, él seguía con la convicción de que todo en su cuerpo estaba normal y la operación lo había curado por completo. Con esta idea, permaneció una semana en el hospital  y otra más en su casa, "Nadie me decía qué me había pasado realmente, por eso pensé que estaba bien y todo era momentáneo", manifestó decepcionado.

Cuando le hacían las curaciones en su muñeca izquierda, siempre le pedían que volteara su rostro hacia el otro lado y él lo hacía sin especular demasiado las razones. A finales de diciembre, cuando la alegría navideña rondaba por la mayoría de hogares en el barrio Simón Bolívar, Julio salió de su casa, un poco más recuperado y su gusto por el fútbol lo condujo a patear el balón con el que sus amigos jugaban. De repente perdió el equilibrio y en ese momento el temor de que sus manos se lastimaran o quizá "explotaran" se apodero de él y solo hasta el último santiamén logro separar su brazos, que parecían adheridos a su pecho.

 Al intentar apoyarse en el suelo como cuando niño lo hacía en las tremendas caídas de juegos infantiles, su mano izquierda no reaccionó, en ese preciso minuto él comprendió que no todo en su cuerpo era normal, que él, por lo menos por fuera ya no era el mismo. Esto lo constató cuando decidió mirar su brazo mutilado mientras le hacían la curación en el hospital, después de la caída.

Según el Instituto Nacional de Salud (INS), en la temporada de fin de año de 2006 e inicios del 2007 hubo 446 lesionados a nivel nacional por manipulación de pólvora, de los cuales 266 eran menores de edad. Julio a sus escasos 13 años, hizo parte de esa desconsoladora cifra, mientras sus padres y su hermana, quien le regalo los artículos explosivos, hicieron parte de la cifra de familiares irresponsables que nunca pensaron que a ellos también les podría pasar algo semejante.

Personas cercanas a Julio le atribuyen al contexto en que creció,  a la situación de su familia y a la historia de drogas y alcohol de su padre, la vida que él, ahora con 20 años, ha elegido. Una de esas donde la droga es la abeja reina. No importa si debe pasar por encima de unos cuantos despojándolos de sus pertenencias a mano armada o con su brazo desmembrado escondido entre su chaqueta, aparentando un arma, Julio siempre encuentra la manera de obtener el dinero para consumir, ya sea marihuana, cripa, perico, pepas alucinógenas o gotas de cocuan.

No obstante, Luz Elena Marín, docente de la Institución Bosques de Pinares, y directora de grupo de Julio cuando estudiaba allí, considera que el accidente de su mano, tuvo repercusiones notables, es decir que el mundo en el que ahora Julio se desenvuelve era muy diferente al de el muchacho caballeroso, inteligente, decente, amable y juicioso de antes del desventurado incidente. Desde que empezó a usar sus camisas manga larga se advirtió un cambio en su forma de actuar.  Quizá el cambio de conducta de Julio sí tenga sus bases en este episodio de su vida solo que es algo sicológico que él todavía no ha asimilado. Sin embargo, puede ser que simplemente el destino lo planeo así y con muñeca o sin ella sería lo que es hoy, como el mismo lo cree y afirma.  

Julio ha reflexionado que su lesión no es una incapacidad, la prueba de eso es que realizó estudios en el SENA en redes eléctricas y en construcción en drywall,  así que de vez en cuando realiza trabajos. Las ganancias las divide con su madre, quien a sus 58 años sostiene el hogar con la venta de arepas, mientras su esposo y padre de Julio se encuentra hospitalizado en delicado estado de salud.

Una prótesis luchada por su padre ante la entidad de salud, permaneció en el brazo izquierdo de Julio tan solo un día. Él se rehusó a adaptarse a ella, le parecía insoportable, así que la archivó y hasta el son de hoy, entre sus cosas viejas debe de estar. Días posteriores a su operación,  el  colegio le había otorgado, el dinero del seguro medico, además, profesores y allegados habían recolectado más para una prótesis y los gastos de recuperación. Dinero que como dice Julio se malgastó, "mucha de esa plata  me la gaste en ropa y en la casa mis papas gastaron el resto, no se compró ninguna prótesis", revela.

Desde la muerte de sus dos hermanos, las adicciones y ahora el grave estado de salud de su padre, la penuria económica y  la pérdida de su mano, la vida ha ido probando la valentía de Julio. Ese coraje que lo sujetó cuando pensó quitarse la vida, porque el valiente no es el que dispara el gatillo contra su cráneo sino aquel que teniéndolo allí, no dispara.  Y si bien esas agallas fueron bastantes para no hacerlo, Quizá no fueron suficientes para saltar este enorme charco y  seguir su camino sin tener que desviarse.

 Julio lamenta ese 30 de noviembre del 2006 a las 11:25 de la noche, cuando decidió armarse de "valor" y demostrarle a sus amigos del barrio que él podía llenar aquel tubo de hierro, con pólvora negra, enterrarlo y prenderlo como varias veces lo habían hecho y no pasaría nada, simplemente estallaría tan fuerte como un bomba y uno que otro vidrio se despedazaría.  Pero esta vez la suerte no alcanzó para evitar que una chispa ardiente no surgiera mientras Julio martillaba el tubo con el objetivo de taponarlo.

Nadie podría imaginarse que en esa víspera de diciembre, cuando los colores luminosos adornaban las calles, los niños jugaban sonrientes, la música solo trasmitía alegría y parranda, las botellas de cervezas ya estaban vacías y  el barrio entero esperaba ansioso la alborada, un joven de 13 años sentía como su rostro y brazos ardían, mientras sus oídos zumbaban a punto de explotar.

Una trozo de hierro voló hacia un cable eléctrico y allí ha permanecido 7 años, recordándole a Julio el lugar en el barrio en que imaginó su rostro ardiente desfigurado,  vio su mano izquierda sin ninguno de sus dedos y la palma de ella sin piel, y observó una esquirla de gran tamaño incrustada en su mano derecha que afortunadamente pudo ser reconstruida en la operación.

Julio está seguro que la vida desorientada y controlada por el diablo de la droga no se le atribuye a ese capítulo de su vida. Él reitera que si tuviera sus dos manos seria exactamente igual, que los factores que influenciaron su conducta fueron el contexto social en el que creció, la influencia de sus amigos, y una decepción amorosa que lo hizo recaer. Si él no hiciera parte de ese mundo debilitante de la droga, lo más seguro es que sería un hombre centrado y responsable que con una sola mano podría fácilmente conseguir todas esas aspiraciones que seguramente tendría. Sí ha de ser así, el flagelo de la droga se convierte entonces en una incapacidad mayor que cualquier  ablación.